En un coche tanto moderno como antiguo son numerosos los elementos que pueden llegar a fallar, sobre todo tras acumular unos cuantos kilómetros a sus espaldas. Un claro ejemplo es el del alternador.
Si por unos u otros motivos se acaba averiando, la primera duda que te surgirá es aquella que consiste en no saber si puedes repararlo por tus propios medios o, por el contrario, conviene llevarlo al taller. A continuación desvelaremos la respuesta a esta pregunta que tan habitual es entre los conductores de hoy en día.
Accesibilidad de la instalación
Actualmente existen más fabricantes automovilísticos que nunca. Ello da pie no solo a que haya modelos para todos los gustos a nivel visual, sino también a una enorme variedad en lo referente a la disposición de piezas y los tipos de instalaciones que se llevan a cabo a la hora de montar el motor y otros elementos clave.
En algunos casos el alternador está fácilmente accesible, por lo que no se requieren demasiados conocimientos para manipular la instalación. De ser así, podrías reparar tú mismo el alternador.
Pero, ¿qué sucede si la instalación es compleja? En algunos coches es habitual, por lo que podría llegar a ser peor el remedio que la enfermad. Ponte en situación: intentando acceder al alternador acabas manipulando una pieza cuyo funcionamiento desconoces, por lo que el vehículo termina presentando otra avería adicional.
Así pues, acudir o no al taller depende en primer lugar de lo fácil o complicado que sea acceder a la instalación, aunque no es lo único que hay que tener en cuenta a la hora de tomar esta decisión.
Tipo de avería
Tal vez la instalación no entraña demasiadas complicaciones al querer acceder a ella. Sin embargo, tras hacerlo te das cuenta de que la avería es de las que son difíciles de solucionar. En este tipo de situaciones no conviene hacer la reparación tú mismo.
Es importante entender que pueden producirse muchos tipos distintos de fallos del alternador y que no todos son fáciles de reparar. En función de si sufres un contratiempo u otro, será aconsejable acudir o no al taller por muy fácil que sea acceder a la instalación de esta pieza.
Generalmente los alternadores pueden llegar a mantenerse en buen estado hasta haber recorrido cuatrocientos mil kilómetros, pero tal vez antes empiece a dar problemas como una menor intensidad de las luces, ruidos anómalos o la imposibilidad de subir y bajar las ventanillas a la misma velocidad que siempre, así como la aparición del correspondiente testigo. Precisamente hablando de él, es habitual que los conductores crean que el problema es de la batería, pero nada más lejos de la realidad.
En concreto, es el alternador lo que está fallando. Pero, ¿por qué lo hace? Frecuentemente es su regulador, el cual con el paso del tiempo termina quemándose. Si es esta la avería que estás sufriendo, puedes llegar a solucionarla tú mismo, ya que lo único que hay que hacer es sustituir dicha pieza.
Sin embargo, lo más probable es que tengas que recurrir a un taller si hay alguna fuga en la bobina del alternador o en otra de sus partes más importantes, la cual es conocida como colector. En ambos casos la tensión sería muy reducida e incluso podría llegar a resultar nula del todo.
No son los únicos tipos de averías que pueden presentar los alternadores. Por si fuera poco, los diodos del puente rectificador tal vez fallen impidiendo que el vehículo pueda disponer de la energía necesaria. También pueden averiarse las escobillas, las cuales están sometidas a un considerable desgaste. En este último caso, si tienes los conocimientos necesarios podrías solucionar el problema sin necesidad de ir a un taller.